Introducción

Como cualquiera que haya quedado seco sabe, la embriaguez es absorbente. Bebamos, y que se nos tenga que decir constantemente SI TOMA NO MANEJE. Nosotros borrachos y ellos, SI TOMA NO MANEJE. Ellos borrachos y nosotros, SI TOMA NO MANEJE. El pedo borracho y el manejo conduciéndose.

Después de mucho obrar, escribo, no por haberme inspirado, ni porque la embriaguez haya puesto en marcha flujos fértiles. NO ESCRIBO PARA NO ESCRIBIR
Es hora de que alguien enmudezca entre las voces.

Escribo para blog, cuando me aseguro de no tener sangre con que mojarte. Puedo babear, pero no enaltecer las obras que colgamos en tu profunda facha, las que pusimos en tus volátiles entrañas: están arriba de mis dominios.
Babeo embriagado, y vomito el exceso de mí que producís. Que estos espamos te derrumben y nos humectes al caer, para que hidratadas, nuestras manos te dirijan al licor licuado más leve que el aire.

Hágase: una frase como ésta. Digamos que la memoria es vida, que todos digan, una sola vez, que la memoria es vida; que algunos lo recuerden y otros lo olviden. Que los que lo recuerdan pinten, que hagan blogs; que los que lo olvidan hagan blogs y pinten.
Entonces, digamos que el olvido es vida. Olvidémoslo, pero que algunos lo recordemos.


No me van a decir después que la memoria no es vida.


No me van a decir que no lo es el olvido.

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