Sitio de Andrés Vico

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Por fin, el sitio del amigo de la casa y colaborador:

https://www.instagram.com/andresvico.solaristica/

Debate filosófico sobre El proceso

"De Prometeo informan cuatro leyendas.

Según la primera, fue amarrado al Cáucaso por revelar al hombre los secretos divinos, y los dioses enviaron águilas a devorar su hígado, perpétuamente renovado.

De acuerdo con la segunda, Prometeo, deshecho por el dolor de los picos desgarradores, se fundió con la roca.

Según la tercera, la traición fue olvidada con el paso de los siglos. Los dioses lo olvidaron, las águilas lo olvidaron, él mismo lo olvidó.

Según la cuarta, se cansaron de esta historia insensata. Se cansaron los dioses, se cansaron las águilas, la herida se cerró de cansancio. Permaneció el inexplicable peñasco.

La leyenda quiere explicar lo inexplicable. Como nacida de una verdad, tiene que volver a lo inexplicable."


Franz Kafka, Prometeo
Versión local, a partir de pésimas traducciones de Internet, y la memoria


El Sábado 5 de Junio se inaugura el tercer número de la revista Clinamen, editada por estudiantes de Filosofía de la Facultad de Humanidades. Se va a proyectar El Proceso, la adapatación fílmica de Orson Welles sobre la novela de Kafka. A ello sucederán charlas y debates sobre la película, con la participación de Sandino Núñez y Pablo Romero. En las inmediaciones se expondrán obras de Mariela Amadio y Elián Stolarsky.

Sábado 5 de Junio

19:00 hs.


Salón de actos
FHCE



Foto de Mariela Amadio, dibujo de Elián Stolarsky

Introducción a la superficie del miedo

Si conocer es poder interpretar una cosa ausente, para conocer un lugar, primero hay que salir de ahí; mirarlo de lejos, perderlo de vista, y no ver nada.

El lugar comienza a trascurrir en todo lo que contiene y que no forma parte de él; por ejemplo, un recuerdo que evocamos, que no es una imagen sino su reverso. En eso consiste la imagen; es la dimensión donde almacenamos la penumbra, lo que no pudo ser nombrado. Si el lugar se llama América, África es su recuerdo.

La memoria es el camino de regreso a algo que la excluye: la historia de lo que creímos haber visto y no vimos. Pero de espaldas al escenario de esa historia o de una historia cualquiera, está ese que salió, el que miró de lejos y dejó de ver, quien es parte por parte - aunque indivisible- el lugar donde se encuentra; a quien le bastaría ver lo que falta en (y no de) su propio pasado para conocer el sitio que se esconde detrás de su imagen.

El recuerdo sólido se construye sobre una percepción tan leve como la nada; alcanza a registrar una sombra de polvo sobre la luz. Y al polvo le llama claridad, y a la luz le llama olvido. Escuchando atentamente (porque no es más que la tensión de una escucha), el principio del recuerdo se convierte en sus mayores miedos para vencer a los otros. Él no sabe que antes de convertirse en ellos, sus miedos ocurrieron sólo para darle un sitio. Se hizo incandescente sobre el resplandor, más luz sobre la luz: se escondió, como el mundo, en los intersticios del vacío.

Sobre la percepción crece el recuerdo, con los miembros del sentido, y sobre la memoria, un rítmo opaco con forma de cuerpo, y sobre él una playa cuyo recuerdo es el mar, y sobre la angustia indolora del mar, el cielo en retirada, el puro irse del cielo.

Fabricar es preciso