Partido Uruguay Argentina, Ley de caducidad Caducidad de la ley



Dos grupos con distintas prácticas y lenguajes, están aislados entre si. La idea que los habitantes de cada grupo tiene de la justicia y la libertad es distinta a la de otros. Incluso si la idea es la misma, los actos que la representan son diferentes. El que no se identifica con las víctimas de la dictadura, temeroso o indiferente, no percibe una injusticia en las torturas e intervenciones. Quien tiene ciertas prácticas tiene cierta lengua. El que no interpreta un dolor como tal, no siente indignación por la impunidad de los responsables de ese dolor. Para sentir alguna empatía, hace falta ver los síntomas del dolor, haber conocido a los que desaparecieron o conocer a quienes los tienen ausentes.

Unos y otros van a decir: "es justo que yo sea libre". Los que quieren venganza, los que quieren justicia, los culpables, los que aman a las víctimas, los que aman a los represores, los indiferentes, los ignorantes, los sabios, incluso aquellos que lucran con todo este debate. Todos quieren libertad, todos quieren justicia, pero la justicia de unos y otros es contradictoria; el lamento de uno es el martirio de otro; el descanso de uno es la dignidad de otro; la vida de uno es la humillación de otro.

Sin embargo, la oposición es falsa. Aunque se le llame justicia y dignidad a una forma individual de sentir, el mero hecho de que sean conceptos, palabras, lengua, revela su raíz social. La justicia no es justicia para alguien en particular, aunque se manifiesta de manera particular. Cuando alguien tortura, el acto puede parecerle digno, incluso puede parecérselo a la víctima, y también puede ser digno para la democracia (como quedó demostrado con el fracaso del voto verde). En el anterior referéndum, la tortura resultó legalmente digna, como resulta digna, por ejemplo, la humillación futbolera (que a menudo los perdedores experimentan con gran dolor y probablemente con gran placer de expiación).

En otras palabras, el referéndum no es un asunto de justicia y dignidad salvo en la medida que ese sentimiento particular alcanza la esfera política, el plano normativo más allá de lo emocional-humano. En el caso de la ley de impunidad, a diferencia del caso futbolero, los sentimientos tienen una determinación real. En términos analíticos, el fútbol corresponde a un goce inmanente, personal, intransferible, un bien espiritual o del inconciente. En sentido social, es el ámbito abismal donde se resuelven energías bélicas producto de la paradoja social (entre la felicidad de unos y otros). No tiene significado en la realidad (más allá de ser un ejemplo de opio de los pueblos y de los intereses económicos que solapa): se trata de un fetiche que oculta el mismo objeto que muestra (la división social). En cambio, el referéndum no se reduce a su sentido en lo real, la expresión de emociones, sino que constituye un marco simbólico: la sociedad marcando su propia pauta. El mensaje puede leerse: "la democracia no tolera ninguna excepción a la prohibición de la tortura y el asesinato". ¿Cuál es la necesidad de esta aclaración? El que los otros puedan exigir un imperativo semejante, el que tampoco en nombre de la democracia, la dignidad y la justicia se mate y se torture. Tratándose de una búsqueda de sentido, es suficiente con quedar satisfecho, con ejercer la venganza o purgar culpas. Al referirnos a principios, en cambio, nos dirigimos a los actos, a la dinámica económica, las relaciones de poder político: la disposición institucional.

En conclusión, al hablar de la elección popular sobre la ley de impunidad en términos de sentido, de exaltación y reivindicación, se la está equiparando con una actividad de catarsis, de desahogo. Por principio, si fuese justa la tortura, también podría serlo la expropiación de la propiedad privada, la conquista económica de la masa bárbara, la inseguridad como consecuencia de la indiferencia de clases, o como reverso de la ostentación del placer por parte de los favorecidos. ¿Por qué argumentar en nuestros propios términos si también el señor sentido común, consecuente consigo mismo, debería votar la anulación? También los niños del mañana, también hay que votarla para dejar caer las etiquetas. Sin embargo, no basta con que todo el mundo esté satisfecho, cuando se sale al ámbito público hay que preguntarse cuál es el problema (y hay quien recomienda buscarlo precisamente donde no parece haber problema).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

(DE LA WIKIPEDIA, simplemente):

"La definición de crimen contra la humanidad o crimen de lesa humanidad recogida en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional comprende las conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o desplazamiento forzoso, encarcelación, tortura, violación, prostitución forzada, esterilización forzada, persecución por motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos u otros definidos expresamente, desaparición forzada, secuestro o cualesquiera actos inhumanos que causen graves sufrimientos o atenten contra la salud mental o física de quien los sufre, siempre que dichas conductas se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque.

* * * Tipos de delitos ---Según el Estatuto de Roma, pueden constituir crímenes de lesa humanidad los 11 tipos de actos siguientes:

Asesinato: homicidio intencionado.
Exterminio: imposición intencional de condiciones de vida, entre otras la privación del acceso a alimentos o medicinas, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población.
Esclavitud: ejercicio de derechos de propiedad sobre una persona, incluido el tráfico de personas, en particular de mujeres y niños;
Deportación o traslado forzoso de población: expulsión de personas de la zona donde están presentes legítimamente sin motivos autorizados por el derecho internacional, entendiéndose que la deportación supone cruzar fronteras nacionales y que el traslado forzoso, no.
Encarcelamiento u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional.
Tortura: dolor o sufrimientos graves, físicos o mentales, causados intencionadamente a una persona que el acusado tenía bajo su custodia o control.
Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable: la violación y otros abusos sexuales pueden constituir también otros crímenes de la competencia de la Corte, como tortura en tanto que crimen de lesa humanidad o crimen de guerra.
Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género o por otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier crimen comprendido en el Estatuto. Por persecución se entiende la privación intencionada y grave de derechos fundamentales en violación del derecho internacional en razón de la identidad de un grupo o colectividad. Se castiga en relación con otro acto que constituya un crimen de lesa humanidad, un crimen de guerra o un genocidio.
Desaparición forzada de personas: detención o secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización, consentimiento o aquiescencia, junto con la negativa a reconocer la privación de libertad o a proporcionar información sobre la suerte que han corrido los «desaparecidos» con la intención de privarlos de la protección de la ley durante un largo periodo.
Crimen de apartheid: actos inhumanos cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial por otro con la intención de mantener ese régimen.
Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionadamente grandes sufrimientos o atenten contra la integridad física o la salud mental o física: actos inhumanos de gravedad similar a otros crímenes contra la humanidad."

(Adela)

laveron dijo...

"En el anterior referéndum, la tortura resultó legalmente digna"

Leandro, hablo de vieja. Vos eras un niñó. yo tenía 18 años. junté firmas sin poder firmar y voté verde. ese referendum fue un error estratégico. nos equivocamos. nunca tendríamos que haberlo instrumentado. caímos en la trampa que tiende el supuesto estado de derecho. no medimos correlación de fuerzas. no mos dimos cuenta que la gente tenía un miedo espantoso. la propaganda de la impunidad se hizo sentir. se censuró un spot realizado desde el dolor de Sara Méndez.

no sé, quedó atado cualquier gobierno que tuviera mínimas intenciones de derogarla pq como se dio "aval popular", anularla o derogarla desde un gobierno quedaría "sospechado".

no se está hablando de esto en ningún lado. los medios casi no ponen el tema sobre la mesa.
lo más grave de esta ley es el manto de silencio. es la desaparición, no sólo física. la desaparición del hilo de la historia de c/u de esas personas.

Unknown dijo...

La desaparición de todo un pedazo de historia que recién se está redescubriendo...Yo nací en el 84 pero igual considero que es mi historia, que es parte de mi pasado y de toda mi generación. Además, en una investigación que se terminó hace poco (de gente de la Facultad de Humanidades) resultó que, según archivos oficiales, se siguió con la vigilancia de civiles por lo menos hasta el 2000. Escalofriante pero cierto, porque cualquiera puede ir a inteligencia y pedir sus archivos (tal cual como en "La vida de los otros"!). Así que ese "pasado" es más reciente de lo que pensábamos, y eso que ya era bastante jodido... Ya opiné en el facebook y ya me leíste y no quiero ser pesada, pero ¿no te parece que tenemos derecho a decidir, por lo menos con lo que sabemos, acerca de que hacer con lo que nos dejó la dictadura? Y eso, ¿es una actitud vengativa o de hinchada? Mmmm...

alotropico dijo...

Lara, todo lo que decís me sigue pareciendo bárbaro y sigue sin tener nada que ver con lo que yo digo. La propuesta no era hablar de la dictadura sino de nosotros. Decir que tenemos derecho a decidir nosequé es propiamente una impresión, la repetición de algo que se dice por ahí. La idea acá es mediatizar todo lo que se dice para nuestros propios fines. ibero Gutierrez profetiza en mi oído, pero también Pacheco.

Con la Wikipedia, contigo, no puedo dejar de estar de acuerdo, en el sentido de reconocer en esas palabras una tendencia general. ¿Cómo podría uno no estar de acuerdo con el paisaje? Y sin embargo eso también ocurre. Vos preguntás, retóricamente:

"¿no te parece que tenemos derecho a decidir, por lo menos con lo que sabemos, acerca de que hacer con lo que nos dejó la dictadura?"

Si te digo que sí, estoy anulando la iniciativa de pensar o bien de disolver (como en el video) la propia identidad en la de los fantasmas. Parece que los desaparecidos fuesen algo nuestro, nuestra cosa, nuestra pertenencia. Lo que importa es nuestra dignidad, nuestro yo que no parece ser más que una cosita que se siente amenazada. Piñeyrua, Cotelo, Calderón diciendo no se qué, hablando para nadie, me resultan del mismo palo que el anuncio de las medidas prontas de seguridad en aquellos tiempos. Obviamente, ellos son inofensivos y aquellas una gran ofensa, pero en ambos casos se trata de una apuesta a la imagen, como en la religión y el marketing. Yo prefiero cuando la gente con vocación para la imagen pinta y baila que cuando indican los pasos de baile.

La respuesta, que sí, que tenemos derecho a decidir es cierta sólo de pasada, porque es un mero medio. Decidir no siempre es una virtud. El sentido en todo caso es la dignidad de los muertos y la justicia de los no nacidos, y nuestra propia pasión sólo tiene peso en relación con eso (y en relación con otras cosas que nada tienen que ver con la ley de caducidad). La cuestión es que cada vez que te dan derecho a algo, te están prohibiendo una cosa.

No digo que anular la ley sea una actitud de hinchada, digo que en efecto, resulta ser una actitud de hinchada. La hinchazón es algo que le viene sobrando a la materia, algo que en efecto no está en el fútbol ni en los desaparecidos sino en los nervios, el ansia de ser vistos de los reivindicadores. Para nosotros, cristianos, lo que nos duele es la realidad. ¿Quién podría culparnos? Ni Cristo. Pero no va a ser en este lugar que se festejen los ecos mayoritarios, el gemido generalizado que nos encordece y nos hace incapaces de salir de la olla.

¿Qué puedo decirte? Agradezco la actitud de diálogo, la intención no es pelearte a vos, estimada. Por otra parte, yo voto la anulación y voto al Frente, ¿No es obvio? Pero el discurso del gobierno, del partido y la izquierda popular, está lleno de estupidéz, de pereza, de un autobombo que de un día para otro puede volverse una mierda. ¿O es que el desarrollo económico y social de Astori no tiene contradicciones? ¿O es que Mujica tiene contacto directo con la fuente de la sabiduría? ¿O es que Tabaré es incorruptible, como el viejo Robespierre? Por supuesto, nadie lo crée realmente, pero nos comportamos como si así fuera.

alotropico dijo...

Laura, a la luz de lo que decís sobre el plebiscito anterior, me pregunto si en este no ocurre de cierta manera lo contrario, si no tiene que tener miedo el que no vaya a votar. O sea, ¿Cuándo se desarticuló la trampa del supuesto estado de derecho?

laveron dijo...

Nunca y tan así es que no es seguro que salga la anulación. Me da escalofríos.
Pero está bueno pelotearlo (ya que usás el fútbol como vehículo) desde tu pto. de vista.
El estado de derecho es una trampa continua en la que caemos inexorablemente. Pero vos sabés, mejor que yo, que decir eso es "pecado". Sabés que los discursos libertarios siempre tienen un cadalso al lado, oculto e invisible.
Alcanza (y me voy de tema y no tanto) para ver los discursos de la vieja izquierda y comparar la moral privada que arrastraban, que seguía siendo la del esclavo. Y como el arte cayó en el triste pantano del mensaje en mucho casos y se volvió pseudo instrumental a la mentada causa (fuera la que fuera).
Y sí, hay mucho de tribuna en este asunto, pero la plebe sólo entiende así pq la plebe no mira, por decirlo de algún modo, todos los ángulos.
Vos tenés claro estos asuntos y votas con ese claro oscuro. Otros lo llevan a un lugar más ¿primitivo?...no sé.

Sigo pensando...

PD: los desaparecidos para mí no son fantasmas. y los militares tampoco. pero admito que yo la pasé fulera (no tanto como otros)

alotropico dijo...

Laura, me alegra verte con este ánimo. Comparto la inquietud, la perspectiva de desesperanza si no se anula la ley. Sin embargo, no es menor el cómo se plantean las cosas. Creo que la oposición es un movimiento reactivo, que no tiene tanto que ver con la idea de olvidar el pasado, ni con el miedo o la culpa de condenar a quienes pueden ser todavía poderosos, ni con el resentimiento hacia los tupamaros. Más bien se trata de no tolerar la manera imperativa con que a veces se plantean las cosas. Otras veces me parecen mejor planteadas, como en el video de esta entrada y en un volante que me dieron en estos días.

No deja de sorprenderme el caso Berlusconi, presidente de Italia desde hace unos 5 años, tengo entendido. Desde que se reveló su caracter de partuzero, putaniero y drogo, aumentó mucho su popularidad. Los políticos se están pareciendo cada vez más a estrellas de rock, o como dice Sandino Núñez: Caudillos (no sólo Aparicio, también Franco era llamado el Caudillo). Berlusconi decretó que él y algunos allegados de altos cargos no pueden ser imputados como cualquiera (una suerte de ley de caducidad aplicable también a futuro), también decretó estado de emergencia, por lo cual, mientras la gente sigue con sus alegres vidas, se persigue a los inmigrantes y el ejército está en las calles. Es una emergencia que lleva ya varios años. Eso en Europa.

En Uruguay, si bien el contenido político tiende a dar con otro significado, la imagen, que cada vez cobra más terreno, va en el mismo sentido. Esa suerte de sinceridad rigurosa, la defensa de valores caballerescos por un lado y hedonistas por otro. Recuerdo que Dolina se indignaba hace años ante esa actitud de decir siempre la verdad, de preocuparse por ser sincero, sin antes preocuparse por ser honesto. "Los rumores de la impotencia de Berlusconi son falsos, y el presidente está listo para demostrarlo públicamente", dijo un representante de Berlusconi hace poco en un discurso oficial.

Batlle marcó una pauta similar, como Menem en Argentina, haciendo chistes, llorando, sustituyendo la responsabilidad política por muecas que intentaban ser simpáticas a la mayoría. A la hora de no votar a un político cada vez se usa más el argumento "mirale la cara, ese no puede ser presidente". Y eso no sería tan grave, si los propios políticos no se pusieran en ese mismo lugar, a justificarse en virtud de sus dolores corporales, de su tempramento, del antojo que tienen de esto o aquello.

Entre tanto, en el gobierno de Tabaré se han hecho cosas muy reales, pero no faltaron ejemplos de antojo presidencial, leyes vetadas, honores al Papa y fumadores perseguidos. El presidente se fue al carajo, en los hechos, pero nadie parece irse al carajo en la reflexión, salvo quizás Asamblea Popular, con los resabios de la vieja teoría marxista latinoamericanizada, pero que carece de todo lo necesario para alcanzar algún poder o siquiera ser escuchados a gran escala. Lo que nos queda son los medios no tradicionales, desde el boca a boca hasta Facebook, esto último cada vez más relevante y menos reflexivo, en el ámbito político; la estrategia totalitaria de repetir y repetir hasta que empezás a obedecer.

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No creo que sea posible conservar a ultranza la ética en la estética, como quisieramos, sino que va a hacer falta exchar mano de ese lenguaje mediático, el imperativo efectista, pero acá, entre amigos, recordemos que cuando esos medios se transforman en fines, cuando lo importante es que me den la razón a mí a toda costa, aunque no haya logrado convencer a nadie... en palabras de Porcia, creo que es: "Al enemigo lo vimos en el espejo".

Besos,