El Testamento Angosto



Como un regimiento de soldados los iconos avanzan por la selva andina. La marcha parece auténtica y sin embargo es una congregación de imanes. ¿Fue ayer u hoy? La fascinación y los códigos hacen el amor conmigo pero parecen nunca estar del todo bien. Cuando los vuelva a ver tendrán la expresión de un niño que jamás duerme. Nadie ha podido retornar nunca a su pais natal: existe un cerco entre el azar y la humanidad que hace la vida de las actrices muy desdichada. No tenemos la información suficiente como para sentir misericordia de ellas, al menos no por el momento. Ocurrir y ser no parecen superponerse, de todos modos hay algo filial ahí, algo que entre el ocurrir y el ser parece enlazarlos mientras tiende a su separación. Cada palabra o exhalación ocurren en un presente icónico, solo como recuerdo de ese presente. El significado los antecede.

subalegoría

ilustración: Andrés Vico

Sobre Postales de Sobremesa

Postales de Sobremesa, de Alejandro Keller.

Se trata de un conjunto de 31 poemas que arrastran al lector a través de una road movie, no por sus temáticas, variadas y ácidas, sino por la cadencia de unos versos que van decreciendo poco a poco en longitud, adquiriendo una forma cada vez más oriental y concisa.

El volumen de poemas fue distinguido con el Primer Premio en el Concurso Literario de la Intendencia Municipal de Montevideo y nominado en forma reciente a los premios Bartolomé Hidalgo, junto con Antología poética, de Álvaro Figueredo y Senryu o El Árbol de las sílabas, de Alfredo Fressia.

Este autor —de 29 años— que comenzó a escribir a la misma edad que Arthur Rimbaud, despliega un vasto mundo literario en el que los juegos de palabras y de invención se intensifican hasta llegar al último poema, llamado “A medio escribir”:

pasando en limpio carretera
y canciones de niños sin perro, el invierno
acuna un kilómetro de noche.


La inquietud por abarcar realidades tan dispares entre sí lleva al autor a deshacerse de las palabras sobrantes, como si cada poema fuera víctima de un ritual de limpieza. Estos versos puros y directos condicen con la madurez de unas palabras casi desencantadas:

Es posible que amanezca y me dejen
tomar un café tranquilamente.
Reservé mesa para dos. Espero, a nadie.
He sido un turista poco amable.
Incendien esa luz. Saquen la puerta


La actitud del poeta no es la de la curiosidad sino la de una preocupación dolorosa por lo que es o debería ser.

La limpidez de los versos, su instancia sonora, hace que en algunas líneas la sucesión de palabras parezcan espontáneas, imprevistas.

Keller juega en sus versos con el humor y la melancolía, creando ese “no-lugar” donde todo lo existente es desfigurado y refigurado.

Estos días han sido poca cosa; en el menú
no hay más que sobras de gaviota.


Eleonor Wauquier
El País Cultural #996
Montevideo, 12 de 2008

Manuel Barrios, Hábito



Lectura en Poquita Fe 2008

LA SONRISA VERTICAL

Oigo los mechones del océano.
Oigo la rosca que torneó a las piernas para dejarlas en fila.
Porque llevo tus tobillos en mis orejas
y el invernadero de muelas crepita
la marcha de vidrios rotos a la que vamos a asistir.

Me puse una camisa hecha de ojos trasparentes,
que hablan sobre el día en que se quemó la luna
hacia el gris hundido de la galaxia.
Miramos hacia adentro y no volvimos a hablar.
Los huesos de agua fueron algo incontinuable
para los artesanos de oro que destilan madera cortante y divisoria
= tierra & plata

Otra vez de nuevo
tenemos tasadores en nuestras playas,
disfrazados de aparición y fortalezas.
Sus bolsillos son un cielo de estrellas impuntuales
suspendidas en suelo ciclotímico,
donde arrojan semillas pulmonares que se entierran hacía el fuego,
contrarias a la luz muerta que huye de la mueca de mi corazón.

Comí de las estrellas un trago.
De mis ojos laterales escaparon ramas de cobre
y pequeños animales veloces mordisquearon sus madrigueras
hechas de cuarenta mil granos en forma de volcán
por dónde vuelven a mi útero del cual han nacido.
Sus manotazos torpes,
sus tarascones zarpados en edad de leche,
me dieron tanta gracia
que abrí aún más las paredes,
y los invité a jugar conmigo
para acelerar la hinchazón de los árboles
que de tanto crecer se infiltraron en el sol y lo dejaron húmedo.
Trenzados en la pista de mi espalda
hicieron fila hasta ganar el escenario de cera
y atacaron una y otra
a ensordecerme:
muy lejos del cielo también se abre un ojo
parador de ramas de centella
donde hombrecillos sin cabeza
caminan guiados por sus manos entrometidas.
Para dormir se acurrucan en forma de puño
y para despertar palmean las pestañas
con un gesto de oración. Fueron tan ciertas sus palabras
que no contuve al enigma de mi enojo
y los arranqué de mis oídos,
con su forma de pedestal en el vacío
me sirvieron de tacones
para tambalear mis pasos
sobre el maizal de tripa
y seguir caminando.

Octava figuración maquinal

Impulso

vertical hecha polvo de espejo

si se ve un destello en lo alto es porque el grano voló

una sombra de muerte cuando se repite ante la vista empieza a latir

(es necesario repetirla porque está detrás de si misma)

afuera

hay un sol cada día pero en el hueso solo hay noche

una cortina de párpado cubre el fuego

la cortina se vuelve más opaca cada vez que se mira a si misma

devuelve invertido el tiempo que recibe, eso son dos cosas

para trazar el círculo, para no verlo

debemos hallar el tercer punto, por ejemplo

1. una imágen que nunca deja de transformarse, pero que al ser mirada está quieta

2. el espacio como viento llevando vacío de un hueco a otro

de golpe

llanos ver hemos

en la lactancia se aprende a divagar una fuga áurea

de manifestación previa a sus consecuencias y finalización perpetua

y en éste y otros contextos, así es como se mira el horizonte

extremadamente fino, más que una recta

más insignificante que la concepción de una cosa

menos urgente que el pasado y menos emergente que el futuro

Pala(vb)ras Andantes

Encuentro de poesía celebrado en el Espacio de Desarrollo Armónico (Montevideo) en Octubre de 2008, organizado por Ericson Pires y Pedro Rocha.


Lectura de Olga Leiva (blog: Tierra en la boca)

Otras participaciones:

Ericson Pires y Pedro Rocha

Alejandro Keller

Gabriel Vieira

Alex Piperno

Jorge Arbeleche

Todos los videos
.

Hojas de China


La historia del niño que alimenta palomas mensajeras mientras las águilas sobrevuelan amenazadoramente el cielo es un modelo de belleza para un corazón puro. Aplicación magistral del método "de embates laterales y ataques de flanco". Su comentario, en estilo claro y directo, gustaría denominar como "de ir al río con el remo".
Mientras leía, en un impreciso momento me sorprendí pensando: "Para lograr el método es preciso un largo y lento abrazo al tronco en bruto". Por eso, si escribiera algo, aplicaría un método a medio camino entre dos estilos. Ciertamente "pintar un dragón y marcarle los ojos", y esto para subrayar "la cabeza del dragón sin mostrar su cola". Un pensamiento variable como es el mío debería amalgamar los dos métodos. Mas no sería capaz. Me falta pureza. Y estudio a
fondo del propio dragón.

Gabriel Vieira, de Hojas de China
Blog: http://hojasdechina.blogspot.com/

le printemps que l'été a annoncé


imagen y sonidos: Alejandro Keller

Alejandro Keller nominado al Bartolomé Hidalgo

...por la Cámara uruguaya del libro, en la categoría poesía, por el libro Postales de sobremesa. El jurado está integrado por Jorge Arbeleche, Roberto Appratto y Gerardo Ciancio. (más información aquí)


Inhalo largamente bajo el agua. Y exhalo sobre la superficie. En ocasiones ese aliento toma forma de verso, otras veces es música, fotografía, danza, silencio.

La suma de todas las partes es menos que las partes, en la intersección se encuentran la coherencia y la indecible dicha. Paz, no sólo ausencia de guerra. Paz, más intensa que la guerra.

Postales de sobremesa podría ser un road movie con fondo incierto y mutable, un viaje iniciático en el que primero se asume la extranjería como patria para luego disolver por completo ambas nociones, extender las raíces hasta que abracen toda dirección posible, desautomatizar la percepción, abolir divisiones imaginarias, sentir las infinitas líneas que nos atraviesan a cada instante, nutrirse de todo sin moverse del sitio, y moverse del sitio, erguirse en el fondo último del adentro desde lo más afuera, y luego al revés, y luego al revés, sostener el vacío, contener en la más mínima expresión toda la fuerza de la semilla, del árbol y su fruto, el núcleo básico del significante, sus ecuaciones, su lógica, su trama de presente y futuro, evocar el pasado y ligarlo a la historia, pedirle cuentas y amarlo, una y otra vez, hasta multiplicarlo en nuestra piel, al fin, volverlo, volvernos, semánticamente plenos y multiformes.

Alejandro Keller

Cuarteto Prozac, Democracia 1984 / Trailer

Ruben Seroussi, concierto de guitarra

El día miércoles 1 de octubre, hora 21, en Sala Zitarrosa, se presenta el guitarrista y compositor uruguayo-israelí Ruben Seroussi. El programa incluirá obras de J.S. Bach, Joseph Achron, H. Villa-Lobos, M. Castelnuovo-Tedesco, Tristan Murail y Antonio Lauro.

Los convidamos a escuchar una interpretación en vivo de "Nikel", composición del año 2007, con la respectiva nota introductoria por parte del autor, y el "Estudio número 5 en Do mayor, Andantino" de H. Villa-Lobos, perteneciente al disco de R.S. "Guitar Masterpieces of the 20th Century".




Nikel, para saxofón, guitarra eléctrica, percusión y piano (2007) fue escrito por encargo del ensemble que lleva el nombre de la gran pintora israelí Lea Nikel (1918-2005).

Un tiempo antes de su muerte tuve la oportunidad de visitar a la artista y recibí de ella una hermosa impresión en color como obsequio. La imagen contiene una prominente confrontación entre dos expresiones visuales: una, enérgica y estallando en diferentes tonos de rojo, la otra, prácticamente incolora, de tono sombrío, con lo que parecería ser una placa adherida en el centro.

El trabajo germinó a partir de las impresiones que esta imagen despertó en mí y su posterior elaboración en mi mente. “Obedece” a la misma lógica que encontré en esta pintura de Nikel: la oposición entre, por un lado, continuidad brillante y colorida, flujo enérgico y orgánico, proceso espacial, y, por otro, obstrucción, interrupción, sombra opaca y mudez.

Pero esta oposición demuestra ser mucho más compleja: una línea recta conduce de una situación a la otra y una relación complementaria e interdependiente se revela a sí misma como latente.

El trabajo se aproxima al sonido como una materia que puede ser tejida y conformada en el mismo modo que los colores y texturas de Lea Nikel.

Ruben Seroussi
(traducción: ak)


Descargar Nikel:
http://www.mediafire.com/?nmhmmujzhxj

Descargar Estudio n°5 en Do mayor, Andantino:
http://www.mediafire.com/?b0xi22gzniw

Andrés Vico, ilustraciones

Democracia 1984, fotos

Alejandro Keller, Dípticos

Alejandro Keller, poemas de Postales de Sobremesa

Hasta donde alcanza la mano

Se apagan posibles luces.
Al margen de mínimas historias personales
una calle falsifica los finales de guiones inconclusos.
Las plazas se abren paso y me respiran.

La pregunta avergüenza ciudades.
Ya no hay música.
Cruzan gorriones, dicen melodías
que aprendemos de las cosas.


Discusión agotada

La siesta presagia
un ovillo en los dedos de la frente.
Desterrada en nuestra baldosa
Ariadna exige rezarse minotauro
o sus inviernos.
Aquel signo doméstico fue negado.

Deberíamos estar felices. Hace frío.



Pasada la tormenta

-I-


La impaciencia, plural; el aire, digamos frío.
Algunas aves de presa, desplumadas, se detienen
en busca de imágenes que resulten familiares.
Marineros ebrios se diluyen
como sonrisas inverosímiles en fotos veladas.
Las mujeres persiguen paralelas de luz
-pedazos de un sol muy antiguo
chapoteando en tazas sucias y café.

En la hora, fuimos agraviados en idiomas
que desconocíamos. En la hora.

-II-

Nunca tan sencillo diseñar un estuche con la ceguera de dios.
Pero estamos cansados de planear asesinatos
tarareando una canción de cuna.
Acaso un filo doble pudiera esa fuente
sin palomas ni doncellas, iniciar algún reflejo
y su razón suficiente.


Día ocho

La mesa está servida.
Purísima, el agua devuelve restos de fuselaje.
Abuelo dice que pertenecieron
a cazas alemanes de la segunda guerra
-dudo que los alemanes volaran en 747-
bombardeando su pueblo
a pleno día, mientras el peluquero grita es necesario
cortar la oreja, no va a aguantar en este estado.
Los niños escuchan en la arena.

(¿Cuándo fue el año pasado?)

Con dedos de roer, descansaron lo que queda.
En vísperas de Navidad, el castillo del cordero
es un monumental hospicio.
La orilla está llena de cadáveres
que debemos esquivar con elegancia.


Carta llena de amor

"…ho scritto/lettere piene d’amore//Non
sono mai stato tanto/attaccato alla vita"
Giuseppe Ungaretti

El paisaje pega y recorta detalles cotidianos.
La otra noche, sin ir más lejos, un cordero
se manchó con sangre de verdugos.
Breve juego adverso la memoria:
manos antiguas recogían papiros
en los ríos; ciudades abiertas sobre tierra.
Hasta el silencio más joven
podría adivinar la contraseña
de las hormigas apurándose.
-Álgebra de arterias que pasa
de un vaso a otro.

Vi decir que uno deja de ser niño
cuando posterga dibujar humanos asuntos
en las nubes. Una tía cercana
solía repetir que después de perder la dignidad
no queda nada. Estaba deliciosamente equivocada.
En todo caso, resulta conveniente atesorar los pantalones.

(Un forense asesinado
constituye un marco de altísimo valor
ético)

Es preciso una clave que resguarde de exilios.
Ni casitas quemadas, ni lenguas
arrastradas por caballos –nube
que toma forma de nube. Improbable
telón de fondo; lo demás, se sabe, es nieve.


A medio escribir

Pasando en limpio carreteras
y canciones de niños sin perro, el invierno
acuna un kilómetro de noche.

Otras
aguas más cuervo.
Los ojos se persignan
en perímetros de página.

Descansemos. Siempre falta poco
para el próximo pueblo.


Razón de ser

El otoño entero, entre otros
problemas, cae
de espaldas en la cama.
Ella diseca el amanecer
por el vidrio equivocado.
Apago barcos en su horizonte posible.
(Este tiempo dura
lo que una carta en blanco).
En la vereda llueven partituras.
Negociamos hechos consumados.


Leer todo Postales de Sobremesa

Manuel Barrios, Poemas de juventud


Uno

(en el blog Lo que dura este olvido)


Dos


Me acerco a la bodega del ventilador
allí se está mas tibio.
Me da calor de su boca la desintegración del pulmón mirando al cielo.

He tenido que observarles, llegar a la tierra para no bajar,
seguir en el tránsito como un huevo que se rompe y es hervido, no empollado.

Entonces: soy esas luces que titilan pero una erupción las apaga,
el destino de los ómnibus cambiante al momento en que se clarifica.

Mi boda será una tala de árboles masiva,
y si se me rompe un diente saldrá otro,
ningún árbol en pie cuando decida rodar mi tierra.


Tres

Cruzo el río como un llanto partiendo una sala de espera,
mi noble amigo me llama. Te ayudaré.
Volveremos a reírnos viendo justo el pasado.

Él, con su herramienta,
yo con la mía,
hacemos tiempo y nos amamos sin dejarnos de ver.

Siempre estuviste en el medio de mi pecho,
aunque no contaras visitarme en mi socorro.
Yo estaré en el tuyo,
apreciando la armadura y errando.

La máquina de no maquinar
octavo manifiesto


A continuación: la ostentación actual del recuerdo de mí (fragmento).


ceronocero para mí no es mejor que otros blogs; tampoco es diferente. Es distinto.

ceronocero no está, puede ser pero no ocurre, puede ser pero no hace, no puede ser.

ceronocero está en un cuerpo rígido, un movimiento sin vida con regularidades. Ocurre así. Haciendo el post más reciente, traza una recta entre su punto más alto y un espejo, y en una región más allá de su reflejo proyecta su actualidad. Cuando vuelva a publicar, el espejo estará who knows where?. Así se traza la hiper-esfera. Es un desarrollo lineal del infinito esférico.

¿Huiremos del concepto con conceptos? ¿Huiremos del cuerpo con el cuerpo? ¿Acaso escaparemos del amor, con amor? ceronocero rechaza los blogs.

ceronocero no se escribe con mayúscula en los titulares, ni en la firma, ni en el registro civil. Ocurre gris, con los ejemplos previos a la ontología. Sobrevivamos o no, ceronocero nos muere distinto.

ceronocero- Atención: no quiero comunicar nada. Tengo memoria. ¿Hola?

Hay tantos dioses como partículas, conjuntos y partes de ellas; dormimos todos juntos, pero cuando se enciende una luz, el tiempo adquiere ritmo.

La última vez que toqué el tambor, mis manos no me tuvieron en cuenta. Alguien dijo que mis manos no estaban separadas de mi cuerpo, entonces las manos murieron para no matarlo, pero podrían haber hecho lo contrario.

La diferencia entre dos sustancias que subyacen, está en el lugar donde cada una elige saltar, ocurre, es la amplitud del salto, la estela de su trayectoria, pero no la trayectoria, no el salto. Todo elige y salta y es noticia en su trayectoria; nosotros no, somos la diferencia, es como todo, hoy escribo ésta guerra.

Porque ya no podemos ver lo que está pasando, nos adherimos a ello, como el boxeador que abraza a su oponente, y cuánto se obtiene y cómo, cuándo y todavía un poco por qué, pero ya no para qué, ya no qué ni dónde ni mucho menos quién. Me vuelvo más vivo con el tiempo, y extraño cada ignorancia perdida. Cuanto más ignorantes, más nos parecemos, hasta el descanso, siempre el mismo descanso, mi balneario, mi cama, o mamá sola, o muerte. A Artigas conviene cuánto con tan poco y a sus partes, qué pronto.

A éste blog lo imponese pensar que mide siete o quince post y que tiene quince o treinta incubándose en los archivos de cada mes, pero cuando ejerce la libertad de su memoria y no cobra con el suyo otros derechos de piso para poder seguir pagando, puede salir alguna cosa buena: gente colgada en un punto brillante de los sentidos, pero dicho con otras palabras, y la visita de una entidad mayor que el conjunto de nosotros, un razonamiento en dirección a la felicidad, una herida vertical entre los átomos, libertad. A veces está bueno de verdad, pero en lo posible, con otras palabras.

Retomando:

al accionar
pudo estarse
"esperaremos"
un acto
llovió
puso distancia
pudo actuar
fijó principios y fines
y medió
volátil
encontró el no estar ajeno
cabalgando
lloramos
y calentó
sin estar de tan ancho
hubo contracciones
sobró materia
¿Dónde?

Soy la pérdida repentina de discernimiento cubierta por modos de discernir.

Todos los blogs somos melancólicos: ambigüedad, arrebatos, vehemencia, dulces trocitos de humanidad rodeados de gula furiosa y anorexia, pero yo soy todo carnívoro o vegetariano, se trata de un reflejo, el regreso al gris.

¿Se entiende?

Queremos mejorar el gusto.

Soy una capa en la sucesión infinita de lo que se contiene a si mismo, me produzco al reproducirme, mi tiempo es abierto.

cero-no-cero

Una cosa, no la cosa, una cosa, no la cosa...

o bien

ser o no ser o,


el navegante...



Federico Valfré, (Liberación)

Hay un surco entre la rareza y la incomprensión. Por lo que el declive de las circunstancias se dan en un recital a campo abierto sin espectadores. De esa noche resalto el descansar y las migas del gorrito. Que quizás alguien le dijo jorgito pero la verdad es que los roles están intercambiados. Ya nadie puede suponer dónde o cómo vamos a llegar. En esta tierra de junglas y desiertos donde la escasez de agua se vierte en una estación de nafta.



Federico Valfré se inspiró en ceronocero para realizar ésta breve obra, de la que se ha transcripto un fragmento y capturado una imagen. Para descargar toda la obra, click aquí. Por su causa ceronocero se encuentra aún perplejo y asombrado. Federico también es autor de la pieza digital El libro discontinuo.


Femme Fatale

Necios los apaciguadores que no se intentan
las maravillas si no sortean paralelos
entre la muralla y la aureola
entre la esfinge y el clítoris
entre la torre y el seno.

Interno mi panza rastrera
caminando desde mis contornos
reiterando ofrendas
donde incendio lo que no tuve
entonces cada día
la misma familia se arrejilla
y tenemos islitas orbitando
sobre una rambla de fuego.

Los que llegaron a portazos
cocían mi lonja a dedo limpio
ardor ciento por ciento
nunca si un tecito
y por sólo el tecito.
El sacrificio huye corriendo loco.

Sigue flotando pueblerina una carrera ilícita
donde los enigmas son antojos.
Las distancias me hacen tan extensa
porque predicar es traer al presente:
las figuras de hielo y su rejilla
donde se esparce el golpe,
y un bramido forjando su propia convocatoria.
Están igual inertes,
siguen con apuro, sin apuro,
arrancando los rincones de las flores
despidiendo los reclamos de gente que no habrá de irse nunca.
Releyendo notitas rápidas o notas que agarrotan nudos.

Y perderse en la escala de una línea ecuatorial.
Llamarse a uno mismo y quedar plantado.
Desmayarse tímidamente.
Ceder a los saqueos de esa baba invisible.

Manuel Barrios
Hábito

ak, Nada que predecir

Conocí una mujer que tenía el don de ver el futuro. Lo tuvo desde muy pequeña. Sus padres eran artistas de circo, trapecistas, y cuando cumplió 15 años se decidió en asamblea por mayoría de votos (apenas con la abstención del domador de leones y dos osos, más un voto anulado de las pulgas amaestradas) que ya estaba en edad de comenzar a trabajar. En el siguiente pueblo en el que se detuvo la feria, tuvo su primer experiencia como "Zolda la magnífica". La puesta era sencilla y predecible, una carpa verde con líneas amarillas, una pequeña mesa circular con un viejo mantel color borra vino, una bola de cristal polvorienta, un mazo de cartas incompleto (faltaban los ochos, los nueves, e inexplicablemente, también los cuatros y el rey de copas), un pañuelo blanco gastado cubriéndole la cabeza. La gente comenzó a llegar a la feria. Durante horas nadie entró en la carpa de Zolda, que simplemente se aburría. Finalmente lo hizo una mujer de unos 40 años, muy delgada, de apariencia triste. Se sentó y preguntó: "¿algún día seré feliz?". Zolda se puso nerviosa, no supo qué decirle, no supo cómo fingir que consultaba la bola y miraba las cartas. Le dijo que sí, que muy pronto sería inmensamente feliz. La mujer salió de la carpa sonriendo. Quizá fue precisamente el efecto de su radiante sonrisa lo que invitó a los demás visitantes, porque la gente comenzó a frecuentar la carpa a intervalos mucho menores. Con el paso de las horas Zolda se sintió agotada y su don comenzó a perder pie. Podía seguir viendo el futuro, pero ya no controlar la distancia de ese salto y de pronto sólo veía frente a sí torpes bocetos de cadáveres. Fue así que su respuesta pasó a ser siempre la misma: "¿qué importa? usted morirá, usted morirá" respondía a todas las preguntas. Fue la última noche de Zolda la magnífica. De todas formas al mago le hacía falta una asistente.

para Sara

Julio, Día 9

La ventanilla empañada del bus:
solamente la luna.

El asiento de al lado
tampoco está vacío.

Ni siquiera en Buenos Aires
amanece.
Y amanece.


Alejandro Keller
Postales de Sobremesa